Ciro Gómez Leyva recibió disparos. El presidente de México dijo que no descartaba que fuera un atentado para ‘afectarnos a nosotros’
CIUDAD DE MÉXICO — Alrededor de las 11 p. m. del jueves pasado, uno de los presentadores de noticias más famosos de México volvía a casa del trabajo por su bucólica colonia en la capital cuando unos hombres armados en motocicleta se detuvieron y empezaron a dispararle. Dispararon a su automóvil varias veces y se dieron a la fuga.
El presentador, Ciro Gómez Leyva, salió ileso, al parecer gracias a que los cristales de las ventanas resistieron varios balazos.
“Alguien me quiso matar”, dijo Gómez Leyva al día siguiente en su programa. “No tengo a quien responsabilizar”.
No se sabe quién cometió el crimen ni el motivo, pero el osado ataque a un periodista tan conocido envió un claro mensaje a los medios de comunicación del país: nadie está a salvo.
Gómez Leyva, uno de los presentadores de radio y televisión más seguidos del país, es una persona muy conocida. Sin embargo, su automóvil fue tiroteado en una calle arbolada de un enclave acomodado de Ciudad de México, donde los asesinatos de periodistas han sido relativamente inusuales.
En una serie de columnas de prensa y en conversaciones entre colegas, la prensa mexicana ha empezado a considerar la posibilidad de que la prominencia, considerada en otro tiempo como un escudo contra la violencia, ya no ofrezca mucha protección.
“Hacen este atentado a alguien tan visible como Ciro, tan importante como Ciro, porque su costo era muy bajo”, dijo Salvador Camarena, columnista con sede en Ciudad de México, usando el nombre de pila de Gómez Leyva. “Este mensaje le llega a todos los periodistas de México. Y es, por supuesto, algo que atemoriza”.
Gran parte del furor por el ataque se ha dirigido al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien ha tenido una relación combativa con los medios desde que asumió el cargo en 2018, y ha vilipendiado a periodistas que lo critica en sus conferencias de prensa diarias.
Desde el inicio de su mandato, López Obrador ha utilizado sus conferencias de prensa diarias para atacar a periodistas por su nombre, poniendo listas de ellos en una pantalla grande y celebrando un segmento semanal llamado “Quién es quién en las mentiras”, que busca exponer supuestas falsedades publicadas sobre su gobierno en los medios de comunicación.
Esta semana, en televisión nacional, el presidente expresó su “solidaridad” con Gómez Leyva, pero también planteó la posibilidad de que el ataque fuera, en realidad, un intento de desestabilizar al gobierno.
López Obrador dijo que no descartaba la posibilidad de que el ataque fuera planeado por alguien “para afectarnos a nosotros”.
La respuesta del presidente provocó una reacción de prominentes figuras de los medios de comunicación, que en una carta publicada el miércoles insinuaron que ha creado un ambiente hostil para los reporteros al demonizar constantemente a la prensa.
“Prácticamente todas las emanaciones de odio hacia los periodistas se incuban, nacen y se esparcen en Palacio Nacional”, se lee en la carta, firmada por 180 periodistas. “De no autocontrolarse el presidente López Obrador en sus impulsos de ira hacia periodistas críticos, el país entrará en una etapa aún más sangrienta”.
La respuesta confrontativa del presidente ha suscitado dudas crecientes sobre si se puede contar con el gobierno para proteger a un cuerpo de prensa amenazado, o impartir justicia en uno de los ataques de más alto perfil contra un periodista en la memoria reciente.
“Mi único argumento en estas horas es una pregunta: en esta intemperie de agresiones del jefe del Estado mexicano, ¿el Estado mexicano puede hacer una investigación independiente?”, dijo Gómez Leyva en un mensaje de WhatsApp. “No iría más allá de eso”.
México es desde hace tiempo uno de los países más peligrosos del mundo para los periodistas y, según diversas mediciones, 2022 fue uno de los años más mortíferos para la prensa en el país en décadas.
Tres periodistas han sido asesinados en represalia directa por su trabajo este año y otros 10 fueron asesinados en circunstancias aún bajo investigación, según el Comité para la Protección de los Periodistas, una organización sin fines de lucro que defiende los derechos de los periodistas en todo el mundo.
Solo en Ucrania, una zona de guerra, han muerto más periodistas este año.
Los trabajadores de los medios de comunicación asesinados son algunas de las víctimas más visibles de la matanza que ha consumido México, a pesar de la promesa del presidente de traer la paz al país cuando asumió el cargo hace cuatro años.
Alfonso Margarito Martínez Esquivel, de 49 años, fotógrafo criminalista independiente, fue asesinado a balazos frente a su casa en Tijuana en enero.
En febrero, Heber López fue asesinado al día siguiente de publicar un artículo en el que acusaba de corrupción a un funcionario local. Al mes siguiente, unos hombres armados asesinaron a Armando Linares López, director de un sitio web de noticias en el violento estado de Michoacán, a quien según informes le dispararon al menos ocho veces.
El Comité para la Protección de los Periodistas no ha podido confirmar de forma concluyente que el resto de los profesionales de los medios asesinados hayan sido atacados por su trabajo. “En muchos casos es solo por el deterioro general de la situación de seguridad en el país”, dijo Jan-Albert Hootsen, representante de la organización en México.
En ocasiones, López Obrador ha reaccionado con rapidez a las agresiones contra miembros de la prensa. El año pasado, cuando la presentadora de noticias Azucena Uresti recibió una amenaza directa de uno de los cárteles más poderosos del país, López Obrador anunció rápidamente que había dispuesto que el gobierno federal le proporcionara protección.
Pero el presidente no ha hecho cambios políticos amplios que hagan que el país sea más seguro para los trabajadores de los medios de comunicación en general, dijo Hootsen, y la mayoría de las veces se ha centrado en restar importancia a la cuestión.
“El hilo común en la forma en que respondió a los ataques a los periodistas es minimizar el daño a su reputación”, dijo Hootsen.
Tras el ataque a Gómez Leyva, las autoridades de Ciudad de México han empezado a investigar el crimen, y el presidente ha prometido llegar hasta el fondo del asunto.
Pero López Obrador también ha seguido nombrando y avergonzando a periodistas concretos que le desagradan, al tiempo que cuestiona la credibilidad de la prensa independiente en general. No ha anunciado ninguna nueva medida para proteger a los periodistas.
“¿Qué pasaría si se tratara de uno de los conductores de ABC, CBS, Fox News, CNN o MSNBC? Sería una gran noticia internacional y requeriría de una acción inmediata del gobierno”, dijo Jorge Ramos, presentador de noticias de Univisión y, a menudo, objetivo de críticas de López Obrador. “En México, no pasa absolutamente nada”.
Todavía no está claro por qué Gómez Leyva era el objetivo. Un prominente ejecutivo de medios de comunicación, entre otros, dijo en las redes sociales que podría estar relacionado con un segmento que el conductor presentó dos días antes del tiroteo.
En ese espacio, Gómez Leyva difundió imágenes del presunto líder de un grupo criminal de Michoacán mientras asistía a un servicio religioso en el que participaban agentes de policía. Pero esta semana, un abogado del hombre, José Refugio Rodríguez, acudió al programa de radio de Gómez Leyva y negó que su cliente estuviera implicado.
En su programa del martes, Gómez Leyva pidió a su copresentador que leyera los nombres de todos los periodistas asesinados en México este año.
Después se dirigió directamente al presidente: “Lo cierto es que los mataron dentro de un territorio”, dijo Gómez Leyva, “un territorio, México, donde usted gobierna y donde usted prometió que ya no habría violencia, que ya no habría impunidad y donde usted ha fracasado catastróficamente”.
Después, Gómez Leyva le pidió a su copresentador que leyera, una vez más, todos los nombres.
Oscar Lopez colaboró con la reportería.
Natalie Kitroeff es la jefa de la corresponsalía de México, Centroamérica y el Caribe. @Nataliekitro